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12 de abril de 2021

POEMAS DE CAMILO A. PALMA ERICES (TALLER CÓDICES 2021)

  

El Mito de la Creación

Repto hacia el lugar del huevo mágico

que habría de concederme mi deseo:

Que al reptar hacia el lugar del huevo mágico

pudiere concedérseme un deseo:

Que de reptar hacia el lugar del huevo mágico

no buscare conceder otro deseo

Que no fuere el de reptar hacia el lugar del huevo mágico

y obligar a que la muerte lo conceda.

 

Extracto de la Pureza

Oigo tus dientes roer en el cartílago

como oscuras diademas de héroes silenciados

que hubiesen muerto siendo hijos de la muerte

donde tú dices aquí hay un ángulo dulcísimo

y venga el hambre a morder lo que nos quede

Oh por eso tú pequeño artífice de piedra

remece el hambre de la arboleda bajo el claro

que tímidamente ausculta la flor de su delirio

que a los héroes los tortura el llanto del corazón sauce

y por él desenfundan la risa y el espanto

y por él acucian al verbo y a la sangre

Oh la sangre es negra ruina negro espanto

consigna de la hora en que el sepulcro y el vacío

dispondrían a la bestia esperanzas y locura

Oh serán triste sombra a la que acaso

aún podríamos dar un nombre alguna hora

a la hora en que la consignada hora sea el vacío

del vacío en que seas tú y vengas desarmado

portador sólo del espanto tuyo y mío

a decir escucha vengo a roer lo que nos queda

y ven busca esta mordida

y ven halla esta diadema

 

Extracto de la Música

Ruido de música en el aire, hendido

de silfos rientes y cantores; huida blanca suave

música de trueno y de tambores

alucinan silencio y los sentidos 

en la rota lira de los viejos.

A un ángel cedan la melodía y el arpegio

compás único. De un ángel la melodía infunda

a los rotundos sueños de la furia

fiebre insufrible y tormentosa.

Será entonces música sin lugar y sin sentido

música sin estancia, sin cabida

en la faz muda y ciega de aquel viejo  

que en vano va tras ella y la persigue

para olvidarse la canción en este aliento

cuyo nudo lo asfixia y lo sostiene.

 

Noctívago

En el crepúsculo se ha ribeteado a la muerte con un jade exquisito

que preserva en su esperanza el compás de una última melodía.

Abriré el cerrojo para precisarlo por entre la escalinata de reptiles

y hacer surgir en ella las flores más ínfimas y oscuras.

El archipiélago de estrellas dará sus dobleces a la noche

y arropará con ellos el furtivo son de las campanas.

Sólo así se reurdirán los conciliábulos del miedo

y hallará la piedra el cántaro que resuena sobre el agua.

Pero no hay un solo pájaro que rasgue la veste de la noche.

No hay lluvia que disipe el peso de las luciérnagas.

No hay prisma que se iguale a las dimensiones del vacío.

No hay quien diga que nunca nada ha sido para nadie

ni que el cielo esconde su más íntima poesía.

Hay, sí, quien ha sido un reflejo en su agonía

y abrirá para decirlo antes que calle.

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