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29 de abril de 2021

POEMAS DE IGNACIO FARÍAS SEPÚLVEDA

 

1- Pequeño dios

 

Él levantó su mano,

estiró su índice, -Mira. Me dijo.

mire el paisaje, ingenuo.

 

Desde allí podía ver

verdes, azules, grises y marrones

así como pequeñas pinceladas

de los demás colores

 

Los cielos, ríos y lagos

de tranquilos azules y celestes

que fluyen despreocupados

llevando la vida en sus corrientes

 

También aparecieron valles

coronados por bosques y montañas

por donde se hacían paso los hombres

con sus ciudades y artimañas.

 

El paisaje cerca de ellos

adoptaba tonos grisáceos,

culpa de su invenciones

y terribles deseos.

 

Cuando volví la mirada

el Poeta seguía allí, con la mano estirada

entonces me fije, que en la punta de su dedo

el poeta había creado un mundo entero.

 

 

2- Todo tiempo pasado

 

Todo tiempo pasado fue mejor

o eso dicen algunos,

me gustaría preguntar entonces

si acaso en el pasado

el cielo era más cieloso,

el sol más soleado y

la luna más lunosa.

 

¿Antes la noche anochecía más?

O tal vez amanecía mejor.

¿Puede que el agua y la lluvia

fueran más mojadas?

los inviernos más fríos

el otoño más naranja

los veranos más ardientes

la primavera más verde.

 

¿Acaso los ojos miraban mejor?

Los oídos escuchaban más, 

Las lenguas eran más usadas,

la nariz olía mejores aromas,

Los dedos sentían más texturas.

¿Tal vez sentíamos más sentimientos?

y la felicidad era más feliz,

la tristeza nos atormentaba más.

 

Tal vez entonces se vivía más rápido

porque la muerte llegaba antes

¿Es acaso eso, viejo declinista?

Si añoras tanto el tiempo pasado

porque no querías vivir tanto

si ser viejo te es tan terrible

¿Por qué no mueres y ya?

 

4- Cielo

 

Viste todo el cielo

y te enamoraste de él.

Emprendiste vuelo

para sentir su abrazo.

 

¿Te habrás arrepentido?

pero no había vuelta atrás,

una vez que miras

solo quieres más

naranjas, celestes y azules.

 

No volviste.

Tal vez el cielo

te quería para él solo,

o tú mismo te perdiste

entre nubes y rincones.

 

Qué más pude esperar.

El viento jugó con tus alas

y te llevó más y más alto,

donde infinito te guardó

para que no dejaras de brillar.

 

El cielo todo te vió

y se enamoró de ti,

en sus colores te acogió.

Entonces, nunca más te ví.

 

4- Receta para el apocalipsis

 

Primero batimos guerras y conflictos,

añadimos la crema de cambio climático

que hacemos al mezclar dos ingredientes:

sequías e inundaciones, a temperatura ambiente.

Continuamos agregando una pandemia

preferentemente una bien contagiosa,

amasamos bien los ingredientes sobre la tierra

hasta conseguir una masa homogénea.

Estiramos la masa sobre el mundo

hasta que quede bien fina, y usando un molde

recortamos nuestras empanadillas.

para el relleno hay varias opciones:

salteado de depresión y distanciamiento social,

crema de fascismo e ineficiencia política,

conspiraciones fritas con vacunas agridulces,

capitalismo salvaje con millonarios egoístas,

sistemas educativos nefastos al vapor

con toques de clases virtuales improvisadas,

polución con salsa de aceite usado.

O mi favorito: ideologías extremistas

con peleas saladas y absurdas.

Una vez elegido, rellenamos nuestras masitas

doblamos y cerramos, y sólo quedaría cocerlas

a una temperatura cercana al infierno

ya sea en aceite hirviendo u horno

si es que deseas una opción más sana.

A disfrutar!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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